Quisiera caminar por tu cuerpo de agua
mientras centellean ajadas sombras,
vencidas todas, por la claridad de este día.
Mientras transcurren vientos y mareas,
pasos y caminos,
pueblos y ciudades.
Lentos segundos incapaces de seguir adelante,
ahogados,
muertos por una suave caricia en el olvido,
sabedores de que existen
sólo porque tú los nombras...
por una bondad que nace y muere de tus manos.
Los astros se enfilan para preguntar al alba
cómo una mujer puede asir en su tiempo
la eterna promesa de un reloj parado.
Reloj parado, en la misma hora, y en mismo lugar.
ResponderEliminarPrecioso, cuantas veces hemos deseado que se detuviese el tiempo...tú lo has conseguido en cada uno de tus versos...
ResponderEliminarGracias por detener nuestros relojes!
Un besote
Gracias por vuestros comenarios. Gracias Clarita por tus palabras, por comentarios como éste vale la pena seguir escribiendo. ¡Un abrazo!
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