Negro torbellino de ceniza y fuego.
La mano gris yace atenta tras su guadaña de cieno.
La tierra está enmudecida.
¡Tierra oscura, cómo cercena tu alegría
la vil bocanada de puñales rojos!
¡Cómo lloran las nubes derramando
la sangre del viento sobre los rastrojos!
Sólo queda niebla y humo.
Descansa en paz alma de los bosques,
alma de todos.
Precioso, Jorge. Triste pero hermoso.
ResponderEliminarUn beso!
Muchas gracias Clarita. ¡Un beso!
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