No podrá la lluvia convertirse en mar,
ni la espera hacerse el camino
que transita el horizonte,
para después volverse olvido.
Los cielos se han hecho jirones,
llorando la certeza de no haber sido
la luz de las amapolas
y un oasis bajo el silencio frío.
Terminará de andar por este empedrado suelo
el tiempo que amontona las hojas,
dejando surcos en la arena,
y la penumbra,
triste, desnudará su cuerpo de sombra.
Hola Jorge, me gustaría invitarle a visitar el nuevo sitio de poesía www.latino-poemas.net
ResponderEliminarAyúdanos a compartir sus poemas :)
Que bonito Jorge!Nunca dejes de caminar, nunca de escribir, nunca de soñar, nunca de cantar...
ResponderEliminarUn Besote enorme, cuídate
Gracias por los comentarios. Un abrazo.
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