Nada importa que la vida
nos empuje hacia el abismo,
Nada.
Solos, cuando nada esperamos,
el camino nos atrapa como un hilo inefable,
como una cuerda que rompe
nuestra cadena más reciente
para llavarnos a quién sabe
qué páramos desiertos o jaurías,
quién sabe si a luces o a sombras.
Quizás nuestra única certeza
sea saber contagiarnos del color de los días.
En esta luna llena desde donde espero,
puedo ver el tiempo...
Mientras, me alejo del resto del mundo
para poder distinguir la hora
en que vivo y muero.
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