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lunes, 16 de mayo de 2011

Cayó mi sombra

Cayó mi sombra inerte desde las nubes altas
y me abracé a cada estrella y a un lugar para volver,
fui dibujando espejos para que se miraran
en cada verso gaviotas que volaron después.

El otroño se acercaba nuevamente entre los cristales,
con mi vieja guitarra en este rincón te inventé
y hasta creía verte, bailabas entre mis cuerdas
como una luz que se apaga para nunca volver.

Mordí el aire donde habitas,
donde pueblas, peregrina del cielo de esta noche.
¿Dónde estarás cuando sea real el día?
Te convertirás en ceniza de otras voces.

Soplaron vientos del sur y mi sombra siguió vagando,
como las aves de paso, siguiendo el rastro de otra luz,
perdido en la autopista que conduce hacia el mañana,
tomé el camino de vuelta perdiendo rumbo y latitud.

El tiempo quedó intacto, entre las nubes del día
fui recobrando el paisaje muerto en un atardecer
y encontré en tu mirada el verso que buscaba
y en cada gesto el acorde que siempre te hace volver.

Hoy muerdo el aire donde habitas,
donde pueblas, peregrina del cielo de esta noche.
¿donde estarás cuando sea real el día?
haciendo del viento canciones.

2 comentarios:

  1. El poder de seis cuerdas, capaz de inventar aquello que no podría existir de otra forma.
    Un saludo.

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  2. La verdad es que la guitarra a veces es capaz de crear momentos mágicos... ¡¡un saludo!!

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