Ayer viví uno de esos momentos mágicos que quedan grabados a fuego en la retina. Nuestro querido Alejandro Romano llegaba a Madrid. Engañado por Fran Espinosa, llegaron al Libertad 8 (que una vez más y gracias a Julián, fue el "salón" de nuestra casa) y allí estábamos esperándolos. Nunca olvidaré la cara de asombro de Alejandro cuando entró y nos vio a todos... cuando Fernando Lucini lo nombró y sonó una ovación inmensa, interminable. Después todos los cantautores y poetas que estábamos presentes fuimos desfilando por el acogedor escenario que tantas noches nos ha visto, que tantos buenos momentos nos ha brindado. Como colofón a una noche inolvidable, Javier Rodríguez del Barrio le entregó una placa conmemorativa, nombrando a Alejandro el embajador del Libertad 8 en Argentina, una placa que quedará colgada en la pared del café que tanto queremos. Volvimos a subir al escenario, en esta ocasión todos, para terminar cantando juntos "Sólo le pido a Dios" de León Gieco. Bajamos del escenario y todo eran abrazos al homenajeado, amistad y agradecimiento a nuestro querido embajador, al que nos abre las puertas de su casa, del Templo de las borracheras, al que debemos tanto... Amigo, te mando un fortísimo abrazo y decirte que que ha sido un placer conocerte en persona, a ti y a tu maravillosa familia, espero que llegue pronto nuestro próximo encuentro.
Muchas gracias Jorge, en verdad esta noche no me la olvido en mi vida,,,,otra de las alegrias fue conocerte por fin, un alegron y un gusto.
ResponderEliminarUn gran abrazo hermano,,,,,
Lo mismo digo, hermano. ¡Otro abrazo enorme para ti!
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